jueves, 2 de septiembre de 2021

VIRGEN DE COVADONGA



Medalla de bronce sobreplateado. Dentro de una cenefa de roleos, la Virgen de Covadonga, la leyenda “NUESTRA SRA. DE COVADONGA”. En el reverso, laureada la leyenda: "CONMEMORACIÓN DE SU RETORNO, 13.6.1939, AÑO DE LA VICTORIA".
Medalla conmemorativa acuñada en la Ceca de Bilbao a iniciativa del Cabildo de la Catedral de Oviedo, realizándose dos versiones: una en latón y otra en bronce.
Estas medallas no llevaban cinta y cada uno ponía la de su gusto. Tamaño 32,25 mm . Peso 17.9g.

EL SECUESTRO

El 6 de agosto de 1936, milicianos de Cangas de Onís asaltaron el santuario y los miembros del cabildo fueron detenidos y encarcelados. La imagen de Santa María de Covadonga conocida como "la Santina de Covadonga", queda dentro del santuario clausurado, pero en septiembre son robadas su corona de plata, la rosa de oro de su mano y las vestiduras de filigrana por los milicianos.
Días después desaparece también la imagen, Los saqueos por parte de los rojos se multiplican por la ciudad. El santuario se le dan varios usos desde salón de baile a hospital.
La santina estaba escondida en un armario ropero del hotel Pelayo, donde era tutelada por Marina, una socialista. Ante el armario acude a rezar frecuentemente Ángeles López-Cuesta, mujer piadosa, esposa de Luis Laredo, diputado de Izquierda Republicana. Rezaba manteniendo cerradas las puertas del armario, para que sus hijas no delataran la ubicación de la Santina. Un día, una de sus hijas preguntó: « ¿Por qué venimos a rezar a este armario del Pelayo si tenemos tantos armarios en casa?».
En diciembre de 1936, se crea el Consejo Interprovincial de Asturias y León dirigido las Juventudes Libertarias. Ante esta radicalización Ángeles López-Cuesta avisa al consejero de Propaganda, conocido suyo. Éste encarga al escultor Goico-Aguirre que recoja la imagen de Covadonga y la traslade a Gijón para ponerla a salvo, donde es guardada en un armario del Ateneo Obrero.
La Virgen junto a otros bienes artísticos serán expuestos en el Ateneo Obrero de abril a mayo de 1937.
Viendo avanzar el Frente el Gobierno republicano de Valencia pide el traslado. Lo gestiona Eleuterio Quintanilla, profesor anarcosindicalista, lo que da lugar a una copla popular entonada durante la guerra civil en Asturias: «La Virgen de Covadonga / ye pequeñina y galana / marchose con Quintanilla / porque ye republicana».
En septiembre de 1937 zarpa El Musel del puerto de Gijón, un barco inglés cargado de objetos artísticos de Asturias, Santander y parte de León. Con destino al territorio republicano de Valencia donde nunca llegaría.
El 1 de octubre de 1937 las fuerzas nacionales entran en Covadonga y van tomando conciencia del gran expolio sufrido. Franco dice desde Burgos: «En este día, aniversario de mi exaltación a la Jefatura del Estado…, ha sido clavada nuestra bandera junto a la cruz de Covadonga». El real sitio comienza a recomponerse católicamente, pero la imagen de la Santina no aparece.
La Santina se dio como “desaparecida de guerra”. Surgieron planes para sustituirla, con una reproducción exacta de la antigua imagen o traer la réplica de la antigua imagen de Nuestra Señora de Covadonga que se hallaba en el templo parroquial de Cillaperlata (Burgos), echa en piedra durante el siglo XII.
Al terminar la guerra civil en París, un hombre se dirige al director de la Misión Española en París, y le dice: «Yo soy un comunista asturiano… Es el caso que la Santina asturiana, patrona de mi tierra, está, entre otros tesoros artísticos, almacenada en la Embajada. Ésta va a ser evacuada y yo no quiero que esta imagen tan querida sufra más ultrajes… Está guardada dentro de una caja, cuyo lugar conozco, y no me sería difícil dar con ella sin que lo advirtiesen».
Por lo que es nuevamente escondida ante el temor al expolio y destrucción comunista en un pequeño departamento junto al ascensor.
Cuando en marzo de 1939 las nuevas autoridades franquistas se hacen cargo de la embajada, hallan una caja sin abrir con el letrero “Virgen de Covadonga”.
La caja fue abierta. No tenía la corona, ni la flor en la mano, ni la peana con los tres ángeles, ni adornos sobre el pobrísimo vestido. Mostraba, además, diversas rozaduras que afectaban a su rostro.
El 26 de marzo se adoptan las medidas y preparativos para su retorno a Asturias.
La colonia española en París empezó a visitar a la Santina. Como la embajada se quedaba pequeña, la imagen fue trasladada a la iglesia de la Misión Española en París.
Un grupo de señoras españolas, le regaló una corona de oro y pedrería, obra de un famoso joyero parisino que realizó a partir de viejas fotos de la virgen.
El regreso a España es un gran símbolo de la victoria sobre el comunismo, por eso el 28 de abril de 1939 un decreto de la Jefatura del Estado disponía en su artículo único: “Se conceden los máximos honores militares a la imagen de Nuestra Señora de Covadonga”.
Sale de París el día 10 de junio de 1939, una caravana de 20 coches la escoltan en el camino a España. Por la noche llega a Hendaya.
El 11 de junio, entraba la Santina en tierra española. Era recibida en Irún con una gran manifestación popular, música, alfombras florales, colgaduras en los balcones, arcos de triunfo y salvas del tercio de requetés Nuestra Señora de Covadonga y el Cuerpo de Carabineros.
Por la tarde salió la virgen de Irún hacia Asturias en un automóvil. Se detuvo luego en San Sebastián, donde paso la noche.
El día siguiente cruzó Loyola, Mondragón, Vitoria, Burgos, Valladolid y León, recibiendo constantes homenajes de las multitudes a su paso.
El día 13 de junio entraba en su Asturias, las masas la esperaban al borde de las carreteras.
A su llegada al Puerto de Pajares, fue colocada en unas andas de bronce dorado con dosel de púrpura, construido para su traslado. Fue llevada a hombros en relevos de los voluntarios, homenajeada en cada pueblo y ciudad que pasaba.
El día 6 de julio de 1939 la Virgen llegó entre el estallido de cientos de cohetes.
Cuatro generales uniformados con la cabeza descubierta, llevaron a hombros la imagen de Santa María. A los lados desfilaban las escoltas de gala de requetés y carabineros con emblemas del Tercio Nuestra Señora de Covadonga y los de la Quinta División de Navarra.
En la entrada de la Cueva los generales cedieron el sitio a otras autoridades hasta su pedestal seguido de veintiuna salvas de ordenanza.
Se sustituyó la corona que traía desde París por la que Asturias le había donado en 1918 para su solemne coronación ante los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia.
Así acabo el regreso de la Santina a "la Cuna de España".



1 comentario:

Angel. dijo...

Magnífica historia que desco socia de Nuestra Señora de Covadonga.